el hombre de las dos caras
Una mujer tenía un marido que nunca iba a las Misas ni en domingos grandes. Decía ´maridito, vamos a la Misa, alístate´. Pero el marido de domingo a domingo iba con pretextos que él es vaquero, que él tiene que ir a rodear el ganado, que tiene que ir salando, que tiene que ir a cambiar cachos…, y salía al trabajo. La mujer preparaba su tonga y bajaba a oir Misa.