el hombre de las dos caras
Una mujer tenía un marido que nunca iba a las Misas ni en domingos grandes. Decía ´maridito, vamos a la Misa, alístate´. Pero el marido de domingo a domingo iba con pretextos que él es vaquero, que él tiene que ir a rodear el ganado, que tiene que ir salando, que tiene que ir a cambiar cachos…, y salía al trabajo. La mujer preparaba su tonga y bajaba a oir Misa.
Cerca de Domingo de Pascua la mujer hace otro intento: ´maridito,! ahora sí que hay que bajar a oir Misa!´ Y él no quería. Domingo anterior había llegado a la casa todo golpeado, rajado el cuerpo de arriba-abajo. Entonces le dio curiosidad a la mujer qué mismo pasaba su marido en el trabajo. Le siguió de lejos.
Llegando a una cocha, vió que su marido primero lo que hacía era tocar cacho y al otro lado de la cocha asomaron los ganados de todas partes. Después se quitó el sombrero, poncho, zamarro y todas las demás ropas. Lluchito se botó a la laguna nadando por debajo y la mujer vió como se salió en la otra orilla un toro grande negro. Entonces la mujer juntó toda la ropa del marido y rápido salió corriendo a la casa.